En Colombia, la intersección entre las crisis ambientales y alimentarias, los derechos a la tierra y el territorio , la construcción de paz y la transición energética ocupan un lugar destacado en el trabajo de incidencia y defensa de los derechos que llevan adelante muchas organizaciones.
Con su ubicación privilegiada en los trópicos, el país es considerado el segundo más biodiverso del mundo, con el 41,8% de su territorio ubicado en la Amazonia. Esto lo convierte en el hogar de tierras muy fértiles, fuentes de agua y una presencia diversa de minerales, que son objeto de interés por parte de las empresas multinacionales para las industrias extractivas. Estas invaden los territorios de los pueblos indígenas, afrodescendientes y campesinos, que tienen una conexión profunda y ancestral con la tierra. Los pueblos indígenas representan el 4,4% de la población y hablan 69 lenguas nativas. Por otro lado, 10,2 millones de personas mayores de 15 años se identifican como campesinos y campesinas y constituyen el 26% de la población, y afrodescendientes constituyen el 10%.
En su labor de defensa de los derechos a la tierra y el territorio y al medio ambiente, quienes lideran las organizaciones indígenas, afro y campesinas a menudo son víctimas de persecución, acoso y ataques. De hecho, Colombia es considerado uno de los países más peligrosos del mundo para las personas defensoras de derechos humanos. En 2023, 181 líderes sociales y defensores de derechos humanos fueron asesinados.